Panamá, Domingo 24 de Diciembre de 1950 EL OBRERO PAGINA LITERARIA ORO FINO EL PEREGRINO Cuando queremos prescindir de la esperanza, descubrimos que carecemos de fuerza para ello; en.
tonces buscamos a otros para sostén y consuelo. cada ser le está destinado su amor, la forma de amor que es capaz de sentir, y sólo puede realizar su felicidad cuando halla eco a esta forma.
miró Peregrino, Nadie sabe más que nadie y todos podemos aportar nuestro saber personal, por modesto que sea, al saber ajeno. Esta es la humildad de la sabiduría.
Francisco cumplió apenas los quince años.
Descansaba a la sombra de un encino, cuando miró venir en el camino un hombre triste, de cabellos canos.
El joven destapó una de las cestas, que había dejado a la orilla del camino, cuando llegaba el pobre peregrino, cargando el fardo que traía a cuestas.
Francisco meditabundo ¿Dónde va? preguntóle al éste dijo, acabando mi camino, que emprendí hace años por el mundo.
El joven con mirada entristecida, Le dijo. es mucho lo que habéis andado?
y el pobre viejo se quedó callado, pensando en los caminos de la vida. con la vista por el llanto herida, Después de meditar un largo rato, Habló el viejo y le dijo, es muy ingrato, y escabroso el Sendero de la vida. después de quedar los dos perplejos, Habló el joven y dijo, yo procuro Observar lo que veo ton oscuro Detrás de aquellos montes a lo lejos.
Dijo el viejo con voz medio aterida, Te voy a explicar para tu suerte, Lo oscuro, es el camino de la muerte, Que empieza donde acaba el de la vida. debes jovenzuelo de saber, por que en este momento es oportuno, Que de allá hemos venido, uno a uno, a ese mismo lugar, hay que volver con la mente por la duda herida, Francisco suplicóle entristecida, Que le diera un consejo conocido, para andar los Senderos de la vida. dijo el viejo con dolor profundo: Que escuchéis mis consejos, yo os lo imploro, Hay gentes que se ocupan en el mundo, De no hacer nada, y de juntar mucho oro. algunos hay que en su interior no sienten, El asco que producen los placeres, Arrancando la honra a las mujeres, para engañarlas, a conciencia mienten.
Hay gentes que las miras muy plantadas, te hacen caravanas reverentes.
Más no te fies mucho de esas gentes, Que por la espalda dan la puñalada.
Hay los perversos que se creen muy bravos, quitan una vida sin derecho. hay ricos que se creen dentro del pecho, que los pobres nacieron para esclavos.
Hay otros que en un vil confesionario, Quieren saber lo que tu pecho esconde; Para vivir con el sudor de otro hombre, Te pintan un Infierno estrafalario.
Hay hombres reflexivos y serenos, otros violentos, que merecen palos.
Montañas hay de Gobernantes malos, muy escasos los que salen buenos.
Más estos casos para nadie extraña, Pues viven en el mundo muy presentes.
La mujer más honrada que te encuentres, Cuando menos lo pienses, ya te engaña.
Más no mueran tus pobres Ilusiones Sobre de la mujer y su fortuna, Pues no existe en el mundo regla alguna Que no tenga también sus excepciones.
Hallarás al Politico imprudente, Que viene a ser el CHAQUETERO eterno, recorre los puestos del gobierno, Desde gendarme, hasta el de Presidente.
Honradez e hipocrecía, no han de unirse.
Pagarás de tus bienes el impuesto. alguno porque ocupa ya algún puesto, No tiene empacho para reelegirse.
Hay quien salta los puestos en un vuelo, Son algunos empleados del gobierno; Se les olvido en su cerebro enfermo, Que el sueldo se los paga el pobre pueblo. por si acaso la ocasión espías, Mejor ponte debajo de un tranvía, para hablarles de algo en aquel dia, Porque te hacen dar vueltas, veinte días.
Los caballeros de Colón, ardiendo, Debían de estar en su increíble infierno, Porque viven hipócritas mintiendo, Por tal de estar mamando en el gobierno.
Francisco, ya te he dado mis consejos, por ello me siento más dichoso.
Ya me voy al camino tenebroso, Que se ve trás los montes a lo lejos. cargando su fardo de experiencias, Que le dejara el mundo en sus abrojos, Las lágrimas rodaron de sus ojos; Se fué hacia donde acaba la existencia. el joven, recordando sus consejos, Partió por el camino de la vida, Llorando con el alma entristecida, Viendo perderse al de cabellos viejos.
por Francisco Fernández Morante.
Alguien dijo: Te amo inmensamente. y alguien le respondió. Para mí, como para todos, la di.
cha reside en que nos amen como deseamos ser amados.
Mejor que temerle a la muerte es prepararse para el momento en que llegue. prepararse es hacer fecunda en obras de bien toda nuestra vida.
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