Página 18 EL OBRERO Panamá, Jueves de Noviembre de 1949 LOS HOSPITALES Puertas cariñosas, puertas siempre abiertas, puertas maternales de los hospitales, por donde entran vivas, para salir muertas, tantas esperanzas entre tantos males.
Patios silenciosos, húmedos jardines, salas quejumbrosas, quietos corredores, que Dios hizo adrede para ver dolores.
Ayes lastimeros, suspiros profundos, triste Iloriqueo de los crucifijos, muecas horrorosas de los moribundos, que se van quedando con los ojos fijos.
Camas en hilera, que, incensantemente, como los soldados de algún batallón fantástico, forman el cuadro al paciente y asisten impávidas a su ejecución.
Siempre que yo paso por frente a un asilo de esos, donde tantos sufrimientos moran, viendo sus fachadas tristonas, cavilo que los hospitales sienten, sufren, lloran. es que hasta a las piedras, por duras que sean, conmueven los gritos de dolor y ruego: la piedra es sensible: cuando la golpean, ella no echa sangre: pero arroja fuego!
Los enfermos piden al cielo mercedes por medio del Cristo colgado del muro, y al no llorar nadie, lloran las paredes, porque ellas no tienen el corazón duro. de vez en cuando tocan las campanas por el desenlace de una enfermedad.
y rezando quedo pasan las hermanas.
pasan las hermanas de la Caridad. vueltos los ojos de cada paciente, en espera de alguien, miran para afuera: Nada! ni un amigo; nadal ni un pariente. no se para un alma por la cabecera! en el que está al lado, cada cual advierte que un escalofrío cunde por la casa. y los más enfermos por no ver la muerte, se tapan los rostros. y la muerte pasa. Pero aunque se muera por los hospitales, sin embargo de eso, que inefables son!
para todos tienen francos los umbrales, y allí hasta las piedras tienen corazón. Oh. los hospitales tienen unas salas que, aunque son muy grandes, están siempre llenas; es verdad que tienen muchas cosas malas, pero también muchas cosas buenas.
Después que se agotan todos los remedios, todos los recursos contra todo mal, todos los amigos y todos los medios, siempre queda uno: ir al hospital.
Por esos hospicios, jóvenes y hermosos, los hijos sin padre mezclan sus lloridos, y en los hospitales, viejos y achacosos, los padres sin hijos mezclan sus quejidos.
No es poca fortuna contar con un techo aunque sólo sea para morir. los hospitales y a quien los ha hecho, que nunca los deje Dios de bendecir. Yo amo al hospital como amo la vida, porque en esta ruda lucha sin cuartel, con el cuerpo herido, con el alma herida, Cada cual no sabe si acabará en él.
En el Moderno Hospital de Maternidad Obrera de la Habana, se brindó a los delegados al II Congreso de la CIT, un espléndido bufet. En primera línea de esta foto, aparecen el Sr. Cuéllar, delegado por la UNSO, de Panamá; El Congresista, Eusebio Mujal Barniol, que fué electo Presidente del Congreso por unanimidad; el Presidente de la CIT, reelecto en la Habana, Prof Bernardo Ibáñez y don Tomás Araúz, representante de la Federación de Sociedades Agrícolas de Panamá, en pose especial para El Obrero. frente al bellísimo mural, representativo de la Maternidad.
Don. Leo González, JULIO CANAVAGGIO, Ave. No. 69. Tel. 71 CORTESIA ALMACEN 25 CENTAVOS Plaza de Mayo La primera en Artículos de alumino Artículos Esmaltados. Toda clase de loza. Artículos para el hogar Juguetes Nombrado hace poco, Gerente del Banco de Urbanización y Rehabilitación de la República, que es merecida distinción para el há.
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JULIO SEXTO.
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