Página EL OBRERO Panamá, Domingo de Julio de 1948 PAGINA LITERARIA LA PROFECIA El Amor que nos Alienta Tendría el cabello castaño como la tierra en estío, como las aguas del río las pupilas transparentes y su tez marfil sería como la luna bravía en noches luminiscentes. así Malinche crecía y su esperanza mecía con el pronóstico aquel, sin querer o sin saberlo mucho antes de conocerlo ella soñaba con él.
De penas hablaban los códices viejos, volaba a lo lejos negra ave agorera, y en la tribu daba nueva que aterraba la anciana hechicera.
Entre mameyales de danzas rituales hicieron derroche y fuego amarillo de lánguido brillo empolvó la noche.
Temían de Quetzalcoatl la profecía que en sus mentes revivía de hombres barbados que en inesperada hora o en la flama de una aurora. llegarían asaz armados.
Que dos volcanes gigantes que la nieve adormecía, lanzarían fuego decía cuando nativa doncella besara al conquistador con tierno beso de amor bajo la luz de una estrella.
Quedaría la raza extinta y la tierra en sangre tinta nueva raza pisaría, surgiendo el criollo o mestizo mientras el indio cobrizo sin amparo vagaría.
Hubo Holocausto sangriento.
los enloquecía el momento y doncellas ofrendaron al feroz Dios de la Muerte y el frío corazón inerte de sus pechos arrancaron.
Fueron vanos sacrificios y oropeles en recios bajales de traza moruna llegaron sin saber tierras o nombres los pálidos hombres de color de luna.
Hubo guerra, esclavitud, y mancilló su virtud la Malinche codiciada que logró con su altivez el amor de de Hernán Cortés desafiando orden sagrada. Malince de pequeña el brujo del magueyal en hoja de pedernal leyó su vida y su fin, ella pertenecería a un audaz aventurero un valiente caballero que vendría de Medellín. sus besos de impaciencia cual tras una larga ausencia florecían se veían por vez primera, y sin embargo no era la vez primera que se veían.
Ixtlacihuatl y Popocotepetl estallaron y con sus llamas pintaron el valle de ocaso hirviente y los cielos entoldaron como antorchas funerarias por los tristes indios parias de vivo dolor simiente.
Emma PATINO. Méxicana. Muchas veces, cuando el desengaño nos acobarda, el desaliento nos abate y la desilusión nos empe.
queñece, vemos la vida con tanta amargura que, abandonamos ambi.
ciones e ideales, quisiéramos perdernos en un nirvana absoluto, pues la crueldad de la lucha, cada vez más feroz y odiosa, nos repele y quisiéramos dejar todo a no ser por el amor que nos alienta.
Este amor no es el que podemos profesar a alguien, sino el que nos tienen aquellos seres que, cifrando en nosotros toda su esperanza, nos comunicar algo de su fe. Entonces pensamos y nos decimos que hay que seguir en la lucha por quienes no tenemos el derecho de hacer participes de nuestras derrotas más o menos sentimentales.
La misma gloria que tan poco nos atrae, llega a seducirnos de nuevo, cuando la queremos no para adornarnos con sus efimeros lauros, sino para aquellos a quien el triunfo nuestro enorgullece y li.
sonjea.
la Vida una cadena en la que des graciacio de aquel que es un eslabón suelto y perdido sin sujeción a ningún otro. El gran secreto de to.
da nuestra fuerza consiste en la cohesión, pues es preciso unirse siempre a algo para tener energias. e ilusiones. Aquel individualismo romántico y utópico de otros tiem(Pasa a la página 13) unos Ojos Ojos claros y serenos, ojos de amor y de paz, mil veces en gratos sueños me habéis engañado ya. mil veces también, despierto, me volvistéis a engañar, y, a pesar de tanto engaño por mi bien o por mi mal, he de dar crédito a todo, a todo cuanto queráis! HEINE.
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