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Contra el Imperio del Garrote.
La república Argentina está actualmente bajo la bota de gobernantes gauchos, cuya civilización oscila entre usar facón, trabuco y chiripá: y, cuyo desmedido odio al proletario rebelde extranjero y nacional, les llevó al extremo de dictar disposiciones legislativas eminentemente neronianas capaces de dejar estupefacto al mismísimo Caligula si tuviése la suerte de resuscitar entre estos antropólagos de levita y tricornio.
Herederos los sátrapas argentinos de los dotes inquisitivos que la figura torquemadesca dotó la España de los esbirros borbonicos, no debe sorprender a los hombres dotados de espíritu analítico, que estos modernos séides, empuñadores del rebenque, el cepo y el lazo, esgriman contra los hombres libertarios las correas gauchescas.
Aterrorizados por la corriente progresista introducida en ese país por los discípulos de Galileo, Stirner, Bakounine y otros cuya enunciación créo esté demás para comprobación de lo que aquí se expone, motivó tal agitación de ánimo entre los devoradores del pueblo productor que habitan los chalets y palacios (pero que algún día el hombre masa, convertido en destructor de malezas, colgará para imperecedero recuerdo, por última vez, sobre las más altas cúpulas de los bien frecuentados boulevars. que de sopetón, imitación de la fiera, dieron el zarpazo, creando la Ley de Residencia para poner fuera del país los hombres que por sus cualidades libertarias se atrevían en el país de los bandidos Rozas, cultivar la mentalidad de los hombres convertidos en rebaños por la pleyade jesuítica que, en ese país, tiene carta de ciudadanía; y, que creando sindicatos de amarillos, obreros mansos, perpetúa, indefinidamente, el predominio de estos onopsofos sobre el resto de los pobladores, que producen, pero no consumen.
Embarcados en ese tren persecutorial, los gobernantes del Imperio del Garrote, creyeron ver reducidas pavesas las pirámides levantadas por los anarquistas para detener el a ance de los émulos de Arbués y Cisneros, en menos tiempo de lo que se proponían; pero, joh, decepción, sus ánsias fueron viéndose poco poco defraudadas, sus planes frustrados, medida que el tiempo fue señalando la labor efectuada por los Goliates del pensamiento libre, que, empujados por esa draconiana ley. cruzaron valles y montañas internacionalizaron hasta allá en las más altas crestas del Hinmalaya, Chimborazo y los Andes, las ideas acorraladoras de la miseria, prostitución y el crímen. Estúpido intento, pretender soterrar el progreso, anular la razón y excluir la Anarquía para dotar de patente privilegiada las futuras generaciones que ya vienen a la vida cantando el requiescant in pace, álos pastores de todas las caducadas tiranías!
Los anarquistas, contamos con sobrados medios de defensa, para no solo aterrar estos urópsofos privilegiados, sino que, para excluirlos del escenario actual, esto es, si queremos dejar de ser el juguete de esbirros y aristòcratas.
La filosofía sociológica, debe ser nuestro preferido medio de creación de la NUEVA VIDA, si queremos que algún día reine soberana, de polo polo, LA SOCIEDAD DEL LIBRE ACUERDO.
Con ella, capacitaremos a los indivíduos, fomentaremos el espíritu de iniciativa y desterraremos todos los fantasmas religiosos, pairióticos y dogmáticos que hoy encadenan los cerebros de las multitudes reduciéndolos rebaño sin cuadra, sin pienso, sin higiene, sin luz, sin libertad La filosofía sociológica es el método contra todos aquellos que aún llamándose gobernantes, nos persiguen con argumentos más o menos desprovistos de lógica; pe