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EL ÚNICO La Anarquía.
Poco a poco, de divagación en divagación, de error en error, se ha llegado quia confusión tal en lo que la Anarquía se refiere, tales y tales agrados se han hecho al concepto primitivo y exacto, estrictamente exacto, que hay muchos que ig.
norando lo que se llama Anarquía, se llaman anarquistas.
El simple hecho de actuar en una sociedad granial y ser partidario de las huelgas vislentas, es para algunos suficiente base para fundamentar su anarquismo, para llamarse ácrata, IA lergiversación burguesa del significailo de la palabra Anarquía, que corrientemente se tra luce por desorden, y en apoyo de cuya falsa interpretación se alacen los actos indivi.
duales de violencia realizarlos por algunos anarquistas, ha hecho que sea considerado el anarquismo como una tendencia violenta y desordenada, términos estos que suelen tefundirse en uno sólo, en el primers, en el de violencia: con tanto mayor niativo tanto que los auarquistas están convencidos de que sólo lograrku su propósito por medio de la violencia, por medio de la revolución social.
Ser auarquista no es sin embargo y precisamente ser violento, ni en las huelgas ni fuera de ellas.
En realidad, nada de esto tiene que ver con la Anarquía.
La necesidad de realizar una violenta revolución si perurite reforzar así el vocablo para llegar a la Anarquía, no es ni puede ser anarquismo, ni confundirse con éste, pues si de algo Carece el ideal anarquista es de principios violentos. El que se nos imponga fatalmente, por la misma condición del régimen, por la imposibiidad de procedler de otro modo, la violencia, para llegar a la vida anárquica. no quiere siecir que cualquier acto violento sea anárquico y que cualquier violencia sea un acto anarquista. El ideal es una cosa, y los medios que para llegar el tenemos inevitablemente que emplear, son otra.
No cabe, pues, confundir lo uno con lo otro, ni tonar los medios como una caracteristica del anarquismo, como cualidad de la teoría.
La violencia no es anarquista, sino producto de la presente Organización social y al usarla no haceruos más que recurrir al único medio que tenemos a mano para destruír nu tiecanismo social que es pura fuerza, pura violencia, que esta basado en la fuerza y la violencia.
Anarquía es únicamente, no gobierno, no autoridad, es decir: libertad, independencia de cada ser y respeto a los demás. Exto y no otra cosa es la Anarquía.
Ella no tiene atingencia alguna cu las cuestiones económicas, ni con nada parecido, ora sea dentro del régimen actual blen el futuro.
Los anarquistas quieren, paes, conquistar su libertad, que no haya quien mande ni en uno ni en varios; que cada cual se gobierne a sí mismo.
Allir contra un sistenia autoritario en lo político, es natural que se va contra la autoridad del capitalista y contra toda autoridad sa del orden que sea.
Por eso, si en cuanto a la organización social, los anarquistas somos antiautontarios, en cuanto a la organización econóthion preconizatuos un régimen en que no haya patrones, en que yo haya autoridales económicas diremos así.
De aquí que haya anarquistas comunistas, anarquistas isdividualistas y hasta anarquistas colectivistas.
Todos en suma, somos anarquistas en política y anarquistas en economía, sea cual sea la fórmula de producción que preconicemos, fórmula cuya base principal es la ausenria del patronato.
Por estensión se vienen calificando de anárquicas las huel gas en cuanto ellas representan un desconocimiento de la autoridad patronat, del derecho del patrón, pero en realidad esas huelgas no son actos anárquicos desde que su propósito no es cheie con el patronato, ni con la autoridad política, sino alcanzar alguna ventaja económica.
Esos movimintos obreros, por violentos que sean, se asemejan las revoluciones de los partidos políticos en cuanto que estas tienen como propósito alcanzar alguna ventaja social, pero no van en contra de la autoridad, es decir en contra del principio autoritario, de la gobernación en sí misma, en una palabra.
La lucha gremial no es ni puede ser lucha anárquica en tanto que ella no tienda abolir la autoridad tanto patronal como política.
Se equivocan, pues muy mucho los que reducen el concepto anárquico las huelgas por violentas que sean y la conquista de tales cuales ventajas económicas sociales.
Pero, como para llegar a la anarquía lincen falta anarquistas, preciso es propagar la idea anárquica en todas partes, y muy principalmente en los institutos armados que son el sostén de la socie la actual, y en los gremios obreros que le dan vida, y que son quienes más necesitarlos están de libertal, por cuanto que sobre ellos pesa in triple esclavitud de los patrones, los gobernantes y su propia ignorancia.
Sentado esto facilmente se comprende que el sistema llamado lucha de clasas, no es anarquico aún prescindiendo de que tal lucha no exista por cuanto que con quienes luchan los obreros aytemia los es principalmente contra otros obreros y contra los proletarios militarizarlos. 110 cs anárquico, porque los anarquistas, no van precisamente contra una clase social, ni contra un sistema económico, ni procerlen ellos exclusivamente de una determina la clase social, sinó de todas. Van contra un principio e! principio de autoridail contra la organización social que es autoritaria en todos los órdenes de la vida desde el político al moral y desde el intelectual al económico, y contra todas las clases sociales que se opongau a la libertad: la Anarquía.
Los anarquistas indudablemente han de adquirir su fuerza y la adquieren en el proletario principalmente, pero como no es posible suponer que todo el proletaria lo llegue a les prenderse del prejuicio autoritario, el respeto a la autoridast, cel sometimiento patrones y gobernantes, ilógico es no proclamar una lucha de clases que al fin de cuentas no se producirá nunca ya que la revolución habrá que hacerla contra los misnios trabajadores.
Los obreros pueden llegar talvez adquirir una gran mayoría, lo que poilemos llamar conciencia mejorista; pero, de eso que se lespojen del derecho a la autoridad política y patronal va gran distancia: y como la Anarquía no es un sistema ile mejoras sinó la abolición de todo principio rieputoridad política, económica y moral concepción esta que si la alquieren otros hombres que pertenecen a distintas clases sociales, vale decir, todos los que tienen un elevado concepto de su indiviclualidad, la adquirirán también los obreros leyendo nuestras obras cinenta loras de la Anarqnia.
EDUARDO GILIMÓN.
DEL PELIGRO DEL SINDICALISMO.
Admitiendo, como admitmos, la organización obrers, han de chocar a los espíritus supericiales nuestros ataques y censtie ras al sindicalismo. es que es así, sin entrar en mayores cousideraciones parecen ser sindicalisuio y organización una misma cosa, y aun lo son efectivamente, teniendo en cuenta que el sindicalismo tiem de organizar a los obreros.
Atendiendo a la médula del sindicalismo, notarnos, sin embargo, la gran diferencia que existe entre el y la organización obrera que nosotros acimitimos de buen grado, pra sua esta por gremios, ora por agrupaciones en que a una se junten el interés idéntico de explotados, la afinidail de carácter y la igualdad de tendencia filosófica.
Esa diferencia no consiste solamente en la propensión sin dicalista yo permitir la propaganda de ideas en las asociaciones obreros y ni aun en la falta de tina finalidad clara y bien en el hincapié en pro del determinismo económico, que que tan expefiosamente hacen los siuclicalistas.
Porque esa prédica causa un mal, no sólo porque el determinismo económico carece de base cierta como hemos demostrado numerosas veces, comprobaudo que él es sólo una parte del determinismo general, el cual lo económico es uno de sus factores nada wyás y lo que no es cierto no debe ser difopagado: