Mi primer artículo sobre pedagogía, hace 28 años, fué contra los exámenes y calificaciones escolares habi.
tuales. Pensaba yo entonces que los exámenes iban a desaparecer pronto y que las calificaciones iban a prodigarse menos, a fin de poder ser más serias. Pues bien, los exámenes no han desaparecido, pero han degenerado: lo cual es consolador: tienen todas las inconveniencias de los antiguos, más otras que no llegué a sospechar. las calificaciones, por otra parte, se han multiplicado horrorosamente. Si hace medio siglo un maestro juicioso se quedaba perplejo al decidir en conjunto, y al cabo de muchos meses de observación, sobre el grado de aprovechamiento de un alumno, hoy. el maestro jui.
cioso debe salir huyendo de la escuela o del colegio, tan pedantesco es el cuadro de calificaciones que ha de llenar mensualmente, al gusto de la Secretaria de Educación. No debo escribir la palabra que me viene a la boca, cuando un nietecito de siete años me enseña su nota, en que aparecen calificados al mes su saber en diversos 323 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.