Los filósofos de la inmortalidad colectiva se retiran también. Apenas desaparecidos se presentan en ruidoso tropel otros muchos más osados y enérgicos. No te engañes a tí mismo me dice uno de ellos. No te dejes enga.
ar tampoco por los otros. La inmortalidad del alma es imposible, porque el alma no existe; es una pueril creación de nuestra mente: nadie la ha visto ni la ha tocado. Lo que existe sin poder dudarlo es nuestro cuerpo visi.
ble y palpable y este cuerpo ha sido el origen de todas tus tristezas y alegrías. Consuélate porque este cuerpo es inmortal. Un sér vivo permanece eternamente vivo. No existe la muerte para la naturaleza: su juventud es eterna como su actividad y su fecundidad. La muerte transforma pero no destruye y no es otra cosa que la misteriosa continuación de la vida en formas diversas. Esa federación de seres vivos que llamabas tu yo se disuel.
ve pero no se aniquila. Cada uno de 281 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica