to. Si en otras vidas no me reconozco a mí mismo tanto vale la nada. Vues.
tra opinión es que antes de esta vida he vivido otras. Qué valor han tenido para mí tales vidas? Es cierto que al entregarme al sueño pierdo mi yo sin pena; pero es porque tengo la segu.
ridad de encontrarlo al despertar. Cierto es igualmente que la inmensa mayoría de las acciones y de los sucesos de mi vida se hallan sepultados en el olvido, pero mi yo ha permanecido idéntico y no ha habido al través de mi existencia solución de continuidad. Continuidad! Hé aquí la palabra má.
gica, hé aquí la clave del misterio.
Sin la continuidad la inmortalidad no existe.
Por otra parte, si he de vivir infinitas veces, he de morir también infinitas veces y pasar por los horrores que a la muerte acompañan. Anudaré infinitas veces lazos de amor con otros seres como los que hoy aprisionan mi corazón y otras tantas los veré quebrarse con una separación eterna. quién no infundirá pavor semejante horizonte? Los discípulos de Buda, que predicaban la nada, recorrían las 276 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica.