cosa mechas con impurezas, y si emancipado de groseros errores vuelas cada vez más alto en el cielo de la verdad y la justicia. Temes perder tu yo, no reconocerte en la serie infinita de existencias ulteriores? Temor pueril, porque todos los días lo pierdes con delicia al entregarte al sueño. después de todo ¿qué es ese yo que tanto te preocupa? Si con serenidad lo examinas no se compone de otra que de sensaciones, ideas más o nos claras, recuerdos, costumbres, a todo lo cual la memoria presta unidad. esta memoria ¿qué valor tiene? Por experiencia debes saber cuán frágil es y cuán poco significa. La inmensa mayoría de los instantes de tu vida, sepultados están en la nada. Compara lo que de ella recuerdas con lo que has olvidado. Este olvido no es una desgracia: al contrario, pesado y doloroso sería para ti y para todo hombre recordar tanta pequeñez, tanta miseria como integran nuestra existencia aqui abajo. Para qué arrastrar consigo por toda una eternidad tal fardo de insignificancias. Deja de mecerte en sueños imposibles que serían para tí una 274 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregon Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica.