¿Dónde estáis, nobles seres que compartisteis mi amor y mi alegría?
Una mano glacial os arrebató para siempre de mi lado. Para siempre!
Horrible palabra que oprime mi cora.
zón y me llena de estupor. Si la muerte es la separación definitiva, si nunca más os volveré a ver, valiera más que no nos hubiéramos juntado un instan.
te en este pequeño globo que nada indiferente por los abismos del espacio. Viviréis en otras regiones luminosas, inmarcesibles y seréis dichosos como lo mereciais, o la mano cruel que os arrebató os habrá precipitado en una noche eterna. Ah, quién me volviera a aquellos hermosos días de mi infancia. Quién me diera vivir otra vez entre vosotros!
Dondequiera que habitéis, en el seno del Eliseo o errando por las praderas sin flores de un mundo subterráneo, y aunque debiese beber como Ulises la sangre del carnero negro para reconoceros, allí quisiera estar. Porque cada uno de vosotros una parte de mi sér y al marcharos me dejasteis mutilado. si ya no existís en parte alguna 270 era Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica.