su teligible lenguaje, no puede nutrir la mente del hombre ordinario, como tampoco puede conmoverle con belleza el cuadro que vive en la imaginación del artista, hasta que haya sido trasladado al lienzo. El escritor, el orador y el dramaturgo, a quienes es dado comprender el idioma del sabio y pueden además dirigirse al pueblo, deben penetrar al templo de la sabiduría, aunque no necesitan ocultarse tras el velo. Deben salir a las gradas del templo y revelar sus misterios a la multitud. Vuestro deber como es.
tadistas, en la esfera social, industrial, religiosa, educativa y política es organizar estos difíciles preceptos, convirtiéndolos en costumbres sociales, estatutos legales, métodos educativos, culto religioso y compulsorias formas de arte. Si monopolizáis la ciencia y no la compartís con toda la humanidad, el espíritu mismo de la civilización quedará destruido, en tanto que si aportáis estos conocimientos al hom.
bre ordinario, le dotaréis de nuevos y desconocidos elementos de personalidad, eficiencia política y utilidad social. La organización social de la 252 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica