es una lisonjera ocurrencia; pero si se aplicara la regla de oro en la forma equivocada en que la concebís, provocaría la destrucción de la raza que en.
sayara tales métodos. Puedo predecir desde ahora que el resultado sería llenar las cárceles, penitenciarías, casas de corrección. casas de. refugio, y asilos: mudos monumentos de vuestros tardíos esfuerzos para contener la marea creciente de degeneración que vuestra regla de oro hubiera provocado; receptores naturales de los productos de vuestra indiscreta ingerencia en la evolución. Creéis que los débiles y apocados deben heredar la tierra, y os habéis arreglado de manera que así sea. Absorben desde ahora casi la mitad del tiempo, energías y dinero de vuestra civilización. No observáis que los débiles y apocados a quienes hoy protegéis son en su mayor parte los nietos de aquellos débiles y apocados a quienes protegieron vuestros abuelos, sólo que son mucho más numerosos, en tanto que la proporción de vosotros disminuye. La brutal naturaleza los destruye por millares, pero vuestra caridad llegará al cabo a 244 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregon Lizano del Sistema Nacional Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica