si lo tenéis, ha ejercido influencia singularmente escasa sobre vuestra política y sobre vuestras acciones.
Conocéis los diez mandamientos que el Señor grabó en las pétreas tablas de la ley y dió a Moisés, uno de vuestros predecesores, como norma genuina del arte de gobernar, aña.
diendo más tarde dos suplementos conocidos como la regla de oro y el sermón de la montaña. Habéis fracasado lamentablemente en llevar a la práctica estos antiguos principios, y tal vez sorprenderá a vuestra excelencia el verificar que Dios continúa aún revelando nuevos aspectos de estos principios vitales y políticos. En vez de hacer uso de tablas de piedra, profecías, visiones y sueños, el Señor brinda hoy al hombre el microscopio, el telescopio, el espectroscopio y el tubo de ensayos químicos, para que se halle en situación de descubrir por sí mismo los misterios de la vida.
Estos modernos instrumentos no sólo han añadido una lista enorme de nuevos preceptos, sino que ilustran la técnica a favor de la cual hayan de llevarse a efecto los antiguos. El hom.
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