chiquillos rosados y alegres de vivir, y exclama. Oh benditos niños, sembradores eternos de la esperanza! Podemos creer que un día seréis atormentados también por las tristes pasiones que nos atormentan y man.
chados por nuestros mismos vicios y culpas; pero cuando nos detenemos ante vuestras frentes, no veladas por ninguna sombra, y vuestros ojos, en que no brilla ni un pensamiento que debáiy ocultar, y vuestra boca, de la cual no ha salido todavía una palabra de odio, la ilusión de que seréis me.
jores que nosotros renace irresistiblemente en nuestro ánimo, y esta ilusión querida y esta esperanza santa, renaciendo en todo padre con cada nuevo hijo y en la humanidad con cada nueva generación, es lo que más fuertemente ayuda a vivir e impide el volverse peor.
Es posible ser hombre de ciencia y ser supersticioso a la vez. Todavía más: el ejercicio de ciertas profesiones cien.
tíficas inclina a la superstición. El mé.
dico, gr. se halla incesantemente 166 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.