bertad un mito, el orden un lío y el gobierno una ficción lamentable, es natural que los tributos satisfechos le parezcan absurdos, puesto que de nada sirven, y que por lo tanto haga todo lo posible para evitarlos. entonces procura defraudar al Estado, por la sencilla razón de que el Estado lo defrauda a él. Los ingleses, los alemanes, los franceses, en un caso semejante, harían exactamente lo mismo.
El ejemplo moralizador debe empezar desde arriba. Si el Gobierno pudiese sostenerse largo tiempo; si a este sucediese, luego, otro mejor toda.
vía; si los Ministros fuesen todos hom.
bres capaces, conocedores de su espe.
cialidad, se mantuvieran cuatro, seis, ocho, diez años en sus respectivos departamentos, organizando e impulsando concienzudamente los servicios, dentro de dos lustros no habría ni un solo hombre normal que fuese defraudador en España, por la simple razón de que tampoco habría un español defraudado. Pero si hemos de volver a las locuras de antes, a las ambiciones personales, a las zancadillas políticas, a los Gobiernos eternamente 155 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica.