El hipnotismo propiamente dicho está caracterizado por la hiper agudeza de los sentidos, o sea, el refinamiento extremo de la sensibilidad: el menor soplo dirigido sobre la piel, el ruido más tenue, la impresión menos viva, son percibidos aun a distancias considerables. Los movimientos inconscientes e involuntarios de todos los músculos exteriores (de ojos, labios, frente, mejillas, manos, etc. movimientos que acompañan indisolublemente a toda operación mental y que varían según los pensamientos, aparecen considerablemente agrandados ante el hipnotizado, cuya conciencia duerme, pero cuyos sentidos poseen una penetración una potencia incomparables. Ante un hipnotizado, el pensador aparece como a través de un lente de aumento: los juegos de fisonomía más impercepti.
bles son para él violentas gesticulaciones. quién no comprende a un gesticulador exagerado, aun antes de que hable o concluya de hablar? Sabido es el uso que de estos hechos hacen los prestidigitadores lectores de pensamientos.
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