se después varias tentativas para que el aparato dijera su nombre de pila, pero ninguno de los que deletreo la ouija resultó correcto. Yo había tomado la precaución de hacer salir del aposento a los que conocían el nombre de la dama, cuando comenzó el interrogatorio.
Varias veces se pidió a la ouija decir si tenía algún mensaje de perso.
nas fallecidas de las cuales se daba el nombre. En todos estos casos la contestación era de índole general. Ha sido usted muy bondadoso para mis hijos. Toda buena obra merece recompensa. etc. eso de las diez la ouija board despachó a dormir a la mujer que hacía de médio, preguntando si creíamos que el aparato debía trabajar toda la noche. Como los ope.
radores insistieran en recibir nuevos mensajes, la ouija los mandó «al diablo. Habiendo deletreado repetidamente la planchuela «buenas noches»
en respuesta a diversas preguntas y mostrándose impaciente y propensa a echar votos, terminó la sesión.
Tres clases de explicaciones se han originado en estos experimentos. La 90 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.