nota falsa y a explicar su fe en la nueva oficina, juzgó conveniente hablar de pago de su mansedumbre, de mis múltiples facetag, de mi irascibilidad, de mi ojeriza, de mi hojarasca, de mi pasmamiento ante el despotismo, etc. todo ello queriendo QUE SOLO ELOGIOS SALIERAN DE SU PLUMA cuando de mí le tocara hablar. Yo fuí a su campu e iré por donde quiera llevarme, porque él es mi mayor en saber, en edad y en merecimientos. Pero no estoy dispuesto a hacer con mis menores lo mismo: para ellos, mi deber es inverso: no he de atacar sus personas ni he de defender la mía.
Ruego, pues, a los que han terciado en el asunto, no tomen por desprecio mi silencio en cuanto a lo que al país en general no interesa.
Quedo agradecido al brillante editorialista del Diario del Comercio por la atención que me ha prestado en el No. 24 de mayo, pero no puedo responderle. Particularmente he leído con extrañeza el final de su artículo y, sobre todo, aquello de que PONGO 67 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica