ne. Por lo que hace a las personas, no cultivo más que un odio: el que me enseñó a cultivar un gran francés: EL ODIO AL ODIO. se comprende lo segundo como consecuencia de mis ideas que hemos convenido en llamar anárquicas. Está don Ricardo Jiménez en igual caso. Entre él y yo, casi no hay otra cosa de común sino el apellido. El sigue plácidamente y a su modo el consejo que da Virgilio a Dantepoeta en el infierno, FRENTE LO QUE YA NO TIENE REMEDIO; pero no imita a Dante ciudadano, valeroso cuando de los males remediables se trata, enérgico, indomable, que no retrocede ante las amenazas de muerte, y sufre el destierro y la miseria con una longanimidad más gloriosa que su COMEDIA.
Aquel que me pregunta si me quedé sin conocer la entrada del Castillo Azul en tiempo del señor Tinoco, tam.
poco es el intrépido Dante, que no se arredró ante ninguna puerta.
Ya dije que conversé una vez con el señor Tinoco. habría conversado cien veces si él lo hubiera consentido.
DIVINA 54 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.