lo que cree el señor Jiménez Rojas que dije, mi defensa del proyecto de la Oficina de Control sería incomprensible.
Cabalmente para que otros Presidentes no caigan en el yerro en que yo cai y en el que cayeron, antes y después, otros Presidentes, es útil el mecanismo que tratamos de fabricar, a semejanza de los que otros países egtán usando.
Pero como la situación fiscal de mi tiempo era más bonancible que la presente, por lo cual los sobregiros de entonces no desquiciaron la solvabilidad del Erario, me creí con derecho, en atenuación de mi falta y contestando una alución, a llamar la atención del Congrego hacia la diferencia de circunstancias, y, parafraseando la frage del orador romano, dije que si no podía jurar que no hubiege infringido lag leyes figcales, sí podía jurar que había man.
tenido más alto que nunca el crédito del Estado. El haber aducido una ate.
nuante no empece el humilde reconocimiento de mi reato. Hablé de mí para que se cumpliera aquello de que de los egcarmentados se hacen los avigados.
El iragcible profegor, partió, pues, de la primera nueva y se equivocó; cogió 23 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.