los corazones donde las transformacio.
nes tienen que verificarse antes de hacer entrar en tensión log músculos y de cambiarse en fenómenos higtóricog. No basta gritar ;revolución. revo.
lución! para que ya corramos detrás del que nog entusiasma. Es natural sin duda que el ignorante siga su instinto; el toro alocado se lanza sobre un trapo rojo, y el pueblo, siempre oprimido, se pre contra el primero que se le pone delante. Una revolución cual.
quiera tiene su lado bueno cuando va contra un amo contra un régimen de opresión; pero si ella debe suscitar un nuevo despotismo, se pregunta úno si no habría valido más dirigirla por otro camino. Ha llegado el día de no emplear sino fuerzas conscientes. Los evolucionistas arribados por fin al per: fecto conocimento de lo que quieren realizar, tienen que hacer algo mejor que sublevar descontentos y empujarlos sin brújula y sin objeto. Se puede sostener que hasta ahora ninguna re.
volución ha sido completamente razonada y que, por lo mismo, ninguna ha completamente triunfados.
Renovación, 15 de junio de 1912.
10 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.