enviaba tropas de costarricenses, arran.
cados de sus familias y labores, hacia la costa. Contaba Morazán, como han contado todos los gobiernos impopulares en Costa Rica, con la manse.
dumbre y paciencia de este pueblo, pero no con la huéspeda. El pueblo en general, que no entendía, como no entiende aún, de política centroameri.
cana; que lejos de aborrecer, había respetado y admirado a Carrillo, y visto en la caída de éste la obra de la traición; que miraba con recelo al invasor desconocido y no tenía por qué soportarle, ni menos seguirle en suis aventuras; y que lo que deseaba era paz y trabajo, se rebulló, abrió los ojos, comprendió lo que de él se hacía, vió a donde le llevaban, sin consultar sus intereres, y al fin como dueño de sus destinos, dijo: esto se acabó, e im.
puso su voluntad soberana. En buena hora uso de sus derechos y dió una lección digna de su sangre!
15 de Setiembre de 1842 Morazán, hecho prisionero en la ciudad de Cartago, después de su de511 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica.