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han ese la idea de que solamente lo antiguo era bello, las obras maestras del arte gótico fueron tenidas por monstruosidades. Moliére mismo las llamaba «endriagos horribles de los siglos de la ignorancia. Rousseau aseguraba que los monumentos góticos sólo subsistían por lástima hacia los desocupados que habían tenido la paciencia de construirlos.
El gusto moderno es todavía más variable que el antiguo, puesto que está sometido a los caprichos de la moda. Se ha dado el caso de dramas que fueron silbados el día de su estre.
no y que luego, dos o tres años des.
pués, fueron recibidos por el mismo público con delirante entusiasmo. Tam.
bién muchos lienzos, como el Angelus de Millet, han sido comprados a su autor por cuatro o cinco francos, y hoy se cotizan en muchos millones.
Lenguaje de las necesidades, de los sentimientos, de las aspiraciones de una época, las manifestaciones del arte están condenadas a evolucionar perpetuamente. Lo que hace la admi ración de un siglo es desdeñado por el otro.
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