dad, de amildes 10 ami.
ilusión alguna ia del de la Schi.
de lo ingento en orden posible que um cometa salga de su órbita, que sacar al genio una palabra que no sea suya. Poco se sabe, dice Schiller, de la vida privada de los más grandes ge.
nios; pero, por lo que la tradición nos ha conservado, por ejemplo, de Sófocles, de Arquímedes, de Hipócrates, y, en los tiempos modernos, de Dante, de Ariosto, de Tasso, de Rafael, de Al.
berto Dürer, de Cervantes, de Shakes.
peare, de Fielding, de Sterne, etc. se tiene la confirmación de su carácter ingenuo.
Lo que parecerá más difícil aceptar, es que también los más grandes guerreros y políticos, en el momento en que fueron grandes por su genio, han dado muestras de ser ingenuos. Tal como Epaminondas, del que dice Montai.
gne (Ensayos, Libro II, Cap. 34. El candor en Epaminondas, era una cua.
lidad propia, dominadora, constante, uniforme e incorruptible. propó.
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o huotras ima otro iente intra más 491 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica