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itos más lo de la a de la lamental 28 de las cio per: normas de las la olla los cos automómismas fuéra del alcance del común de las gentes. Mientras nos deleitamos en so.
brepasar a Brown, Jones y Robinson en el vestir, y nos vanagloriamos de darles quince y raya en los negocios, aunque sea valiéndonos de algunas engañifas, no querenios tener ideas ni ideales distintos de los de estos prójimos. Vergüenza nos da el tener aspi.
raciones más elevadas un criterio más delicado; ocultamos la mejor parte de nuestro sér bajo el manto del compa.
ñerismo, y aun nos esforzamos por hablar en yanqui, de preferencia con una que otra germanía, y sin gran miramiento por la gramática. Hay momentos en que úno se pregunta si no habremos dejado de comprender el punto esencial del grande esfuerzo que dió nacimiento a nuestra patria. Nuestros antepasados lucharon por abolir el reinado de la fuerza, de suerte que el espíritu que.
dase en libertad para reinar. No puedo creer que ellos desearan eliminar el caudillaje en absoluto; creo más bien que rompieron las cadenas para que surgiesen los verdaderos caudillos y ocupasen los puestos que merecían.
Nuestra deificación del hombre ordinalegable.
sa? Tal guiendo ás fácil indonar cuerpo; iscernir lectual ial. La ido de normas están 477 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica