homb: Estad más sér, e gard nuest llecer adust confu que a una nueva generosidad. Cuando ingresemos en el largo escalafón de las edades prehistóricas, con la edad de piedra, la edad de bronce y otras, que han tenido su apogeo como la nuestra tiene ahora el suyo, sin duda se ape.
llidará ésta la edad de la química.
Pero, si las épocas se apellidasen, no según las armas usadas por los hombres ni según los materiales empleados para muebles y utensilios domésticos, sino según los rasgos del espíritu, nuestra edad quizá se llamaría edad de la simpatía. Poca es la gratitud que debe sentirse por ese grandioso impulso que durante siglo y medio ha estado abrien.
do el corazón a las necesidades y mi.
serias ajenas. Esta actitud, este nuevo discernimiento de las angustias del prójimo, esta penetración del desvalimiento de otros seres humanos, esta tendencia a ayudar y socorrer, es casi tan ilimitada y tan variada como la vida misma. Por doquiera se ven escritos movidos por la simpatía en que se intercede por los oprimidos en las minas y fábricas; simpatía del trabajador por el trabajador, del camarada por el camarada, del criminal por el criminal, y aun del 472 tras temei para TI peligi bello peligi cione Toda la coi la pro to ma será del saza grand grand La les desco Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregon Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica