un das en mi obra.
y sutiles o colno a ma huma cados que advierte la técnica acción se a saltos y desliza algunas aestra, es del todo npre son uidas. El isamente lebía ser le ocurre 28 y sen: algunos mucho que hablar; pero este es asunto de poca importancia. Nadie tiene en cuenta al juzgar una composición dramática, la novedad de su fábula.
Por otra parte, es muy difícil ser original. El príncipe de los dramaturgos, Shakespeare, no ha producido una sola obra cuyo asunto sea producto de sus propias facultades creadoras. Los clásicos franceses Corneille y Moliére entra.
ron a saco, y se gloriaron de ello, en la literatura dramática española, la cual, Vd. bien lo sabe, no era tampoco muy abundante en productos vernáculos. Aunque Vd. haya procurado huir de las imitaciones, es casi seguro que habrá caído en alguna. Es muy limi.
tado el elemento dramatizable de que puede disponer un autor. George Polti ha catalogado todas las situaciones dramáticas y ha encontrado que sólo existen treinta y seis. Remy de Gourmont, de quien tomo el anterior dato, afirma que son menos aún; que esas treinta y seis situaciones pueden reducirse a cuatro. Teniendo en cuenta estas consideraciones me encuentro imposibilitado para afirmar de una manera absoluta fundas y itraer al ción del ión prin. de su la orihabría 453 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregon Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica