vantes la sal de sus donaires, que también la hizo caer con mano certera sobre los encargados de adminis.
trar justicia y sobre el tenebroso laberinto de sus prácticas nefandas, que por inmerecida desdicha tuvo sobrada ocasión de conocer.
Los sumarísimos fallos dictados por Sancho en el breve período de su efimero gobierno y el inesperado acierto que en todos ellos resplandece, si pregonan su buen juicio y sana condición, nos lo muestran además muy otro, de aquellos magistrados rutinarios y crueles que por los días en que se escribió el Quijote, solían, tras el lento andar de interminables pro.
cesos, hacer escarnio de la humanidad y del derecho, con sentencias irracionales. Las del inclito escudero, por lo que hay en ellas de aleatorio y de equitativo a la vez, evocan el recuer: do de aquel Bridoye, de quien refiere Rabelais hermano menor del glorioso manco en el libro tercero de las pantagruélicas hazañas, que ha: biendo sido acusado ante los jueces del Parlamento de Myrelingues, de haber fallado injustamente en cierto nego a de zada y ag intel qual cont que, lo siem den: ésto toda bad: sabi más tal ese Don fam salid da mur ne sión vida haci exis por 428 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio Cultura y Juventud, Costa Rica.