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de os.
los ara cia ontad la empezad por respetar uno indiscutible, el que yo tengo de hacer lo que me plazca, mi derecho al trabajo. No trabajarás. Sí trabajaré. Es preciso que mi mujer y mis hijos coman. Holgad vosotros si así os conviene. Primero son tus compañeros. Primero son mi mujer y mis hijos. No trabajarás.
Eu esto los gritos comienzan. Muera la tiranía. Viva la libertad! entre un muera la «tiranía» y un viva «la libertad. Ramírez fué «tiranizados hasta el punto de no poder usar de su «libertado para trabajar, y, obligado a reivindicar el «derecho» común, perdió el suyo. su derecho» a comer. su derecho a vivir.
Esto pasó. esto ha pasado. en España, en Francia, en Buenos Aires.
un día, varios días, muchos días. Ramírez, y todos los que piensan como Ramírez, están conviniendo en que nada hay más tiránico a veces que la libertad, y fastidiados de esta comedia de los derechos, dirigida detrás de las bambalinas por veinte o a la ranuese tás Dor on.
os, 353 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica