fico de cual los hec reglas te por no de las mayorías o gobierno de los peores, según se quiera designar: la inseguridad democrática: la vanidad de los presidentes: la dispendiosa, inútil y caótica labor de las cámaras: la multiplicación fabulosa de los funcionarios: las dilapidaciones casi incesantes de los salteadores del poder, cuyos intereses personales, pasajeros, están divorciados del interés general, per manente: la centralización paralizante a la cual han llegado las democracias, haciendo del Estado un monstruo que absorbe todo y ahoga la libertad.
Así, pues, si la historia secular de las monarquías desbarata la argumentación de los realistas que quisieran desandar el camino ni más ni menos de como lo quieren desandar a su vez los locos demócratas wilsonistas. la historia relativamente corta de las repúblicas basta ya para hacer caer la venda de los ojos de los republicanos honrados. Hay que reformar la monarquía o hay que reformar la república. Qué hacer, por consiguiente?
Existe un positivismo político, idén.
tico en el fondo al positivismo filosóe mod pera, pro igu tancia verdad la verd se absti se apli que le va for eslabón carlo.
luciona blicano que, IN TREC conjunt 342 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.