su patente todo, es substitu una vol La di tinta de ción, py la percibe el recluta mucho más que misma alma. Todo el que haya marchado una jornada debe de haberlo sentido. La columna serpea a lo largo del camino como si fuera una sola criatura viviente, de la cual cada soldado es sólo una célula sin voluntad propia. Uno no dirige su dirección ni su paso; y ni siquiera las piernas le pertenecen. Un impulso común regula el ritmo con que se suben y bajan los pies. La vida del conjunto está fuéra de nosotros; fuéra de cada individuo. Más tarde, cuando la marcha se prolonga, y los arreos nos matan los hombros, el rifle se nos ha convertido en un plomo, y las botas nos torturan como furias, tiene úno que seguir adelante a pesar de sí mismo. de esta manera, como parte de la columna, úno soporta fatigas y penas que lo matarían si las padeciera solo.
Toda la preparación del ejército se hace con este único fin: el de fundir al individuo en la masa. Por supuesto que el desarrollo del cuerpo, el manejo del fusil y la bayoneta y el aprendizaje de las evoluciones son cosas secundarias, pues que el objeto principal, del ind coopera tal cosa tiene na lidad sonalid: de hom ligrosa la blus buena plina, y En tod: autorid de un La más in horas tarse, ropa, asisten glas.
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