cón pat ter seg un Est en tán pre asu por tas hon tado es a menudo una revelación que experimenta el observador; y, cuando el movido es el soldado inglés, la dificultad sube de punto, puesto que forma parte de su código el no poner jamás en exhibición sus más profundos sentimientos.
Para demostrar cuán poca fe puede tenerse en lo que nos dice el mismo soldado acerca de sus móviles, voy a relatar el caso de uno de mis parientes: un chico que me aseguró con mucha seriedad y con todas las apariencias de ser sincero, que él no quería alistarse, pero que se veía obli.
gado a hacerlo porque no podía verles la cara a sus compañeros de ofici.
na. Sin embargo, al verse rechazado del ejército por un defecto de la vista, siguió ensayando en varios puestos de reclutamiento hasta que logró apren.
derse de memoria las letras del cartel, y fué aceptado después de la quinta tentativa. Si el móvil que él me había confesado hubiera sido el verdadero, bien habría podido regresar a su oficina después del primer rechazo.
En el análisis de los móviles es muy fácil pasar por alto los más re170 ga sob pre la acti gla pue beli de terr mol ciei Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Limano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica