hacen entre tanto es inconmensurable.
Cuando, dirigiéndose al obrero fabril.
y agrícola, comparan la situación de éstos con la de los ricos, les hacen ciertamente mucho más desgraciados. La miseria de esas pobres gentes, su verdadera miseria, comenzó precisamente desde el nefasto día en que sin ser llamados ni deseados os metisteis en sus chozas y fingisteis extremeceros o tamblasteis de veras, porque en esas chozas encontrabais cebollas y no pasteles, porque en esas chozas no veíais nada de esas cosas superfluas que son ya una necesidad para vosotros, corrompidos de cuerpo y de alma, y juzgando por ello lo que sufriríais vosotros, asmáticos y escrofulosos, si habitaseis allí dentro, si comieseis de esos alimentos y os acostaseis en tales camastros, salisteis despavoridos clamando por la infamia de esta sociedad que permite tanta miseria; y entre una salsilla excitante y un gui.
so sabroso, entre un vaso de vino Oporto y una copa de vino Champaña, llo.
rasteis lágrimas mentidas por estos pobres ilotas. Misasi, en el Corriere di Napoli, agosto de 1894. 126 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregon Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica