ñar filosofía a los atenienses, el de Dante escribir la Divina Comedia, el del Kaiser atender a la organización y progreso de su pueblo.
Pero los ejemplos anteriores no pierden por ello su fuerza edificante; antes la ganan, por contraste, comparados con lo que ocurre en nuestra sociedad familiar. Porque distribuidos los oficios en la sociedad sobre un plano jerárquico, hay gente, mucha gente que tiene miradas desdeñosas para los situa.
dos en las zonas inferiores de aquel plano, juzgando cosa vil los oficios comprendidos en ellas. Ignora tal gente que la nobleza del oficio no depende tanto de su naturaleza como del gusto y perfección que se pongan en desempeño. así puede suceder que tal zapatero, que sabe su oficio a perfección, sea muy superior, socialmente hablando, al diputado ignaro que va al parlamento sin sana preocupación ni estudio profundo de las necesidades del país. Ni vale decir, tampoco, que el oficio de legislador aventaje al de zapatero en elevación o trascendencia o utilidad; porque lo cierto es que si la sociedad no puede existir sin legis.
su 116 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica