cia; fuera de él no es posible fundar saber alguno. Es una ilusión que sor.
prende fácilmente al espíritu preocu.
pado en estas cuestiones, la creencia de que el determinismo ba guiado a los hombres como de la mano para realizar los descubrimientos científicos y para la eclosión de las concepciones más originales y más fecundas de los tiempos modernos. Debo confesar que llegó también a ilusionarme esta fantasía; parecióme que, gracias a este principio, se podría extraer, como de un cuerno de la fortuna, el oro del conocimiento del recóndito misterio de las cosas. Pero pronto comprendí que el determinismo no es la llave milagrosa que abre la entrada a lo desconocido. Eso era invertir, sencillamente, el orden de los factores; continuar con ese criterio el estudio del problema, era seguir una ruta extraviada; era emplear un método que esterilizó a tantas mentes preclaras, como le sucedió a Fouillée.
Otra cosa sucede en realidad. En estos últimos tiempos se ha intensificado de manera indecible la labor en cada dominio del conocimiento. Para103 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.