que mediana. Quiere usted una asamblea de tontos? Aglomere muchos hom.
bres de talento en un mismo local, escribe el Dr. Helme. La multitud tiene un alma colectiva; pero, al igual de las ranas cuya vesícula cerebral anterior secciona Pfiiger, tiene sus reflejos exagerados. Carece de razonamiento, mientras posee en alto grado imaginación y toda una serie de sentimientos poco o nada elevados. Las masas son crédulas: se les puede hacer tragar cuanto se quiera. Son versátiles: hoy suben al trono al que ayer arras.
traban por el lodo. Son ingratas. Son egoístas: cada cual empuja al vecino para ocupar su puesto. Son tiranas a la par que esclavas, pues no pueden vivir sin un dueño. Ante la multitud, basta con saber entusiasmar, basta con saber afirmar y amenazar. Va a hacer dos siglos que escribió Dontesquieu. Parece, querido las cabezas se volvieran estrechas cuando se juntan, y que ahí donde hay más sabios reunidos hubiera también menos sabiduría. más de un siglo antes afirmaba el duque de Sully en Memorias, que si la sabiduría descen; que sus 99 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.