e Hace 23 años, oſ hablar en Turin a Edmundo de Amicis de su simpatía hacia los actores, en general. Siempre voy al teatro decía dispuesto a aplau.
dirlos o, en el peor de los casos, a excusarlos. na simpatía semejante tengo yo para los dramaturgos. Esto quiere decir que mis aplausos han de valer poco a sus ojos, pero no por ello dejo de darlos. Acabo de leer la sombra del amor, de José Fabio Garnier, y para él son ahora mis palmadas.
a e.
De los géneros literarios, si prefiero el dramático, es por ser el que menor dosis de subjetivismo tolera. Para expresar la vida en toda su armoniosa heterogeneidad e interesar a las mliltitudes de los teatros, el dramaturgo tiene que reprimir su yo, obligándolo a hacer el papel del espejo que refle.
ja y enfoca. El drama requiere, de parte del compositor, fuerza, salud, vida. Un mistico o hipertrofiado del yo lo más que puede dar para el teatro es una féerie o espectáculo fan.
tástico, de celebridad ocasional o temporal; nunca un drama universalmente admirable. a to 01 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.