son la misma cosa: el cinematógrafo puede tomar posesión de la mitad de los teatros de los Estados Unidos, sin ejercer por ello ninguna influencia sobre el arte dramático en sí mismo. El drama es quizá la manifestación artística más excelsa y poderosa del arte, y el teatro es simplemente una empresa comercial. Por supuesto, el arte dra.
mático no puede prosperar a menos que cuente con firme base económica, y por esta razón tiene que depender siempre del teatro. Pero el teatro puede existir sin el arte dramático; puede, por ejemplo, sostenerse de la revista, de la llamada ópera cómica, de las zarzuelas de verano, en las cuales hay poco o nada esencialmente dramático; puede llenar su programa con cantos y con bailes, con acróbatas, con ani.
males domados, con conversaciones callejeras, con truhanes o hechiceros y con todas las demás facilidades a que se presta la revista de variedades.
Por más que el cinematógrafo se haya colocado en lugar prominente entre estos pasatiempos poco dramáticos, no ha invadido en manera alguna el cam.
po del drama y por consiguiente no 40 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica.