¡Pregúntemelo a mi. Pero no hay, fuéra dol matrimonio, una solución aproximada. No sé. Digame, al menos, qué es lo que le parece a Ud. peor; o sea, de qué debo guardarme ante todo. Ante todo? De dos cosas: la abstinencia sexual absoluta y el placer solitario. Este, sea cual fuere su forma, es un contrasentido biológico, y así lo denota el rastro de tristeza que deja siempre en pog.
La base de la sociedad es la unión sexual, y la condición primera de todo acto sexual es que se efectúe EN SOCIEDAD. Saque Ud. las consecuencias. En realidad me deja perplejo. Correré tras las mujeres públicas. No olvide que más del 90 están enfermas de males tan graves como la gonorrea y la sifilis. No olvide que no se conocen preservativos completamente seguros y que el uso de los mejores conocidos no es inofensivo desde el punto de vista puramente fisiológico. No olvide, en fin, que jamás se sale con las alas limpias de la casa de prostitución: que no sólo enfermedades venéreas se contraen en el comercio con las personas depravadas. Atisbaré entonces las flaquezas ajenas o estaré en acecho para hacer caer a sirvientas, costureras o campesinas. Jamás! si con ello ha de contribuir al aumento de las prostitutas o al aumento del número ya alarmante de niños abandonados, cargados de la herencia fisiológica de sus padres, pero carecientes de los cuidados y del amparo a que tienen derecho.
ELIAS JIMÉNEZ ROJAS 526 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.