de las mujeres, y la Serpiente no habría nunca decidido al hombre a comer la fruta prohibida, si no hubiera encontrado el recurso de seducción bien conocido. Si los embajadores citados no hubiesen temido pecar por falta de galantería, habrían dado la siguiente respuesta: Unicamente preconizan el acceso de las mujeres a la diplomaciu los que desean que ésta cese de ser secreta. Si hubieran tenido algún cinismo, en vez de hablar de la intuición, de la penetración (apacífica. de las facultades de finura que pueden hacer de la mujer el más perfecto diplomático. no habrían simplemente recordado los versos de Carmen, para entonarlos con franqueza. Quand il agit de duperie, de tromperie, de volerie, il est toujours bon, sur ma foi, avoir des femmes avec soi.
En enredos, engaños y mala fe, aventaja al hombre la mujer.
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