pedagogo distraído, y los Estados Uni.
dos su papel de protectores desinteresados de una América ingobernable, empieza el drama, un drama pavoroso, desarrollado con toda la brutalidad del carácter yanqui; un drama en interminables actos atropellados: el acto de Honduras, el acto de Nicaragua, el acto de Haiti. La más ruidosa de estas tragedias comprimidas ha sido la de Méjico, porque en ella tomó parte, co.
mo en las tragedias de Esquilo y de Sófocles, un coro respondón: el coro en este caso, fueron los quince millo.
nes de mejicanos aguerridos, armados principalmente de un saludable y pro.
tector odio al yanqui y dirigidos por aquel épico e irreductible energético, mártir de la libertad y de la civilización, que se llamó Venustiano Carranza. Una de estas representaciones dra.
máticas, una de las más oscuras y luctuosas, ha sido la que se cumplió a espaldas del mundo entero, en medio del silencio de los mares del trópico, en la República Dominicana y en su vecina Haití; es decir: en los pueblos condueños hasta ayer no más de la antigua Isla Española, hoy en manos 515 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica.