iconografistas del siglo XV represen: taban la Lujuria y la Gula: y el Mundo se precipita al periódico, se quiere co.
bijar bajo las dos alas que lo lleven a la «gloria. que esparzan su nombre por el aire sonoro. por esa «gloria»
los hombres se pierden, la mujeres se envilecen, los políticos trasforman el orden del Estado, y los sabios hacen alarde de teorías milagrosas, y de todas partes y de todos géneros, surge la horda pululante de los charlatanes. Cómo me voy volviendo grandilocuente y bravucón. Pero esa es la verdad. Cuántos prefieren ser injuriados a ser olvidados. Hombrecillos de letras, poetisas, dentistas, etc. El mismo mal an.
hela ansiosamente las siete líneas que lo maldicen. Para aparecer en el periódico, hay criminales que asesinan. Hasta el viejo instinto de conservación cede al nuevo instinto de notoriedad; y existe majadero que ante un funeral convertido en apoteosis por la abundancia de coronas, de los coches y de los lamentos oratorios, se humedece los labios pensativo y desea ser el muerto.
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