En los regímenes aristocráticos el esfuer.
zo era para obtener si no el favor, por lo menos la sonrisa del Príncipe. En nues.
tras democracias, el ansia de la mayoría es alcanzar siete líneas de elogio en el periódico. Para conquistar esas siete líneas benditas, los hombres ejecutan toda clase de acciones, hasta las buenas. Hasta las buenas. Nuestro generoso amigo sólo manda los cien mil reis al asilo de niños para que la gaceta exalte los cien mil reis de nuestro generoso amigos. no es ne.
cesario que las siete líneas contengan mucha miel y mucho incienso; basta con que pongan el nombre en evidencia, bien negro, con ese brillo que es más apetecido que el viejo nimbo de oro del tiempo de las Santidades. no hay clase que no esté devorada por esta hambre morbosa del «reclamo. Están devoradas la de los seres de exterioridad y de «mundanismo» y la de aquellos que sólo parecían amar en la vida, como su forma mejor, la quietud y el silencio.
El periódico extiende sobre el mun.
do sus dos hojas salpicadas de negro, como aquellas dos alas con que los 444 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica