con dos rasgos de pluma sobre todas las cosas del Cielo y de la Tierra. Que se trate de una revolución del Estado, de la solidez de un Banco, de una comedia de magia o de un descarrila.
miento, la pluma, con un brazo, juzga y decide. Ningún estudio, ningún documento, ninguna certeza.
El periódico es el fuelle incansable que sopla sobre la vanidad humana, irritándola y levantando llama. De to.
dos los tiempos, es la vanidad del hombre! De ella se lamentó el gemebundo Salomón, y por ella se perdió Alcibíades, el más grande de los griegos. Sin embargo, nunca como en este siglo fué la vanidad el motor jadeante del pensamiento y de la conducta. En estos estados de civilización ruidosos y vacíos, todo deriva de la anidad, todo tiende a la vanidad. para el civili.
zado, la forma nueva de la vanidad consiste en tener su rico nombre impreso en el periódico y su rica persona comentada en el periódico. Vivir en el periódico. esa es hoy la impacien.
te aspiración y la suprema recompensa!
443 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.