continuamente la prensa norteamericana, tiene una difícil definición. Para los Estados Unidos, hay mejicanos que un día son bandidos execrables y otro excelentes patriotas, según se crea que fomentan o lesionan los intereses yanquis en Méjico. Sobre Villa por ejemplo, se han acumulado todos los dicterios y todas las loas, en momentos distintos.
El criterio norteamericano es demasiado subjetivo para que pueda aspirar a una validez universal. sin embargo, hay una clara distinción objetiva entre un revolucionario y un bandido. Un revolucionario no se conforma con menos de codiciar el Poder público; en su actuación podrá haber atropellos e iniquidades con hombres y cosas; pero su finalidad es el timón del Estado.
La república norteamericana no ha permanecido nunca indiferente ante lo que ha acontecido en el Méjico revolucionario: simpatizó con Madero contra don Porfirio; ayudó a Carranza contra Huerta, y después a Obregón contra Carranza, según veía amparado o peligro el dólar en tierra mejicana. Esta ayuda, unas veces ha sido moral; al.
gunas, material. El armamento en con 434 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica