Al principio de la guerra, cada nación era como una gran casa de co.
mercio, en cuyas bodegas y graneros se acumulaban los depósitos formados por las generaciones anteriores, y que constituían el regulador de sus mercados. la hora presente, esas bodegas y esos graneros se hallan casi vacíos.
Durante cuatro años no se ha producido más que para destruir, y los gastos de conservación, de reparación y de renovación se han reducido al mí.
nimo. Las cosas no han tenido más descanso que los hombres, y han sufrido el mismo desgaste implacable.
Nunca las necesidades de Europa fue.
ron mayores, ni sus recursos más débiles, ni los medios de difundir el bienestar más precarios. Diez meses después del armisticio, diez meses después de la victoria, nuestros países se encuentran empobrecidos, agotados, aplastados por una deuda enorme. No pueden todavía aplacar su hambre, el régimen de las restriccciones no ha desapare.
cido; el precio de las substancias alimenticias continúa aumentando con mayor rapidez que los salarios, y la preocupación de obtener el pan coti398 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud Costa Rica.