to, hasta el día en que algún aventurero de talento se ponga a la cabeza de unos pocos miles de hombres bien disciplinados, emprenda la conquista de esas tierras desventuradas y las sujete a una ley de hierro, la única ley que merecen naciones privadas de virilidad y honradez e incapaces de gobernarse a sí mismas. Traducción de Sanin Cano.
La alegría como una gran medicina nadie le sorprenderá seguramente la noticia de que la zozobra, la inquie.
tud, la aflicción, y todo lo que tienda a deprimir el espíritu, produce en noso.
tros un estado de abatimiento; en tanto que la alegría, la risa, la jovialidad y los pensamientos agradables sirven paconservarnos sanos, felices y afables, hasta que la Edad viene a arrullarnos en el sueño definitivo de la Muerte.
Esta ha sido fórmula gastada por ra 388 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.