ahora. En todas partes se mata, se ase.
sina, se aniquila. Cinco años de matanza, en la más grande escala de destrucción salvajemente ciega, no han bastado para aplacar la sed de sangre y apaciguar el furor asolador de los jefes y de las masas de los pueblos. En todas partes se vuelve deliberadamente hacia la barbarie de los tiempos más remotos, que se creía abolida para siempre.
Todos los beneficios de la civilización desaparecen uno por uno. Las épocas de sombra se habían vuelto una leyenda. De aquí que vuelvan a ser una espantosa realidad. Estábamos orgullosos del desarrollo de las comunicaciones; ya casi no existen, gracias a la falta de barcos, al mal estado de las vías fé.
rreas, a las huelgas en todos los puertos, en todas las líneas, y a los paros impuestos por brutales decretos de gobiernos regulares o por tiranías militares o insurrectas. El ciudadano se jactaba de su libertad, fruto de luchas heroicas y de nobles sacrificios seculares; ha vuelto a caer en la más profunda degradación de la servidumbre, es el trémulo esclavo del esbirro, instrumento automático de una autoridad 370 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregon Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica