briaguez perpetua de optimismo, de credulidad y de vana presunción de posible grandeza centroamericana. Tartarín de Tarascón creía a pie juntillas que cazaba leones del desierto africano; y los criollos, soñando despiertos, si no estrangulan, cuando menos hacen huir despavoridas a las águilas del norte. Oh Tartarines prodigiosos!
Para que haya patria, según Renán, es preciso haber hecho grandes cosas juntos en el pasado, y querer seguir haciéndolas en el porvenir. y nosotros, los centroamericanos, ni nunca hicimos juntos durante el espacio de la federa.
ción, corto por el tiempo, pero demasiado largo por las calamidades políti.
cas, cosa de provecho para los pueblos, y menos, gloriosa; y ni siquiera vivimos entonces juntos, a no ser que la vida en común a que se refieren sea la de las fieras que en el mismo bosque viven juntas, aunque sea devorándose las unas a las otras. Hay ciertas cosas que todavía duran del tiempo de la federación.
No todo se derrumbó con Morazán. Por ejemplo, las prisiones políticas en el antiguo y fatídico castillo de Omoa. El año de 1827, después de la derrota del 366 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregon Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.