a más temerosos cuanto menos solubles.
Ahora bien: con el riesgo de arrojar una sombra a vuestra natural alegría y apareceros como mi propio aguafiestas, me siento impelido, correspondiendo virilmente a la confianza que me ha demostrado esta parte juvenil de la asistencia, a pronunciar algunas palabras sinceras y graves, acaso no desprovistas de substancia bajo su envoltura sencilla, pero sin duda poco usuales en estas fiestas. Me dirijo, pues, especialmente a mis amigos noveles, esperando que mis reflexiones no les suenen machaqueo senil, ya que son ellos, según el doctor Ibarguren, quienes han tenido el deseo de escucharme. Por lo demás, y aburrimiento aparte, sé que goza la juventud de un feliz privilegiolo que en francés se llama una «gracia de estado. y es un don de fácil olvido para toda prolongada pesadumbre, que la asemeja al pájaro en la rama; el cual, si no sigue cantando bajo la lluvia que no penetra su impermeable plum aje, sólo espera el fin del aguacero para continuar su interrumpido gorjeo.
Señores: antes de tocar el otro orden de cuestiones a que he aludido, me 346 Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregon Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica